A fines de junio del año 2010, Vanesa Celma, embarazada de 8 meses y mamá de un niño de 5 años, fue prendida fuego por su pareja. La causa se investigó como un simple incendio, mientras la fiscal descartaba testigos y la policía perdía pruebas claves.
Trece años más tarde, la provincia pidió perdón a los dos hijos de Vanesa, hoy de 18 y 13 años, por las fallas e inconsistencias que hubo en la investigación del caso, pero también por no advertir que su mamá era víctima crónica de violencia de género.
El acuerdo incluye reparaciones económicas para los hijos de Vanesa y el compromiso del Estado santafesino a brindar capacitaciones a miembros del Poder Judicial y de las fuerzas de seguridad para que sean capaces de detectar y prevenir casos de violencia de género.
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